La familia Franco irá a juicio por las tallas expoliadas del Pórtico de la Gloria
El Juzgado de Primera Instancia número 41 de Madrid celebrará el próximo 1 de febrero el juicio contra la familia Franco por la titularidad de las estatuas del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela después de no alcanzarse un acuerdo entre los herederos del dictador y el consistorio de la capital gallega.
Las partes se habían citado en el día de hoy en Madrid para llegar a un consenso. El letrado de la familia sostiene que la titularidad recae en ésta, mientras que el abogado consistorial ha defendido que la propiedad es de la administración pública desde 1948, por lo que no ha habido entendimiento. En este sentido, los descendientes de Franco han asegurado que todavía no han heredado el patrimonio de su madre, carmen Franco, quien falleción en diciembre de 2017.
El origen de la demanda estuvo precedida por una exposición dedicada al maestro Mateo, autor de las estatuas; entonces, se indicaba que las piezas procedían de una colección particular. El Ayuntamiento comprobó que las esculturas pertenecían al patrimonio público, por lo que iniciaron los trámites para reclamar la devolución de las tallas; asismismo, la Universidad de Santiago de Compostela localizó el expediente de adquisición de las piezas, corroborando que éstas eran de titularidad pública.
En un primer momento contactaron con la familia Franco, pero al no obtener respuesta se interpuso una demanda contra la hija del dictador, admitida a trámite en diciembre de 2017. Carmen Franco falleció dicho mes, lo que obligó a modificar la querella hacia sus herederos. Los herederos de Franco niegan el «rocambolesco e increíble relato» del Ayuntamiento de Santiago, según el cual, dicen los nietos del dictador, «Carmen Polo se encaprichó de las esculturas en los actos de la ofrenda al Apóstol del año 1954 y que el señor alcalde, y como si de una caja de bombones se tratase, ‘complace’ a la esposa del jefe del Estado ‘regalándole’ las figuras». Concretamente, el consistorio relata el «interés muy insistente» de Carmen Polo al alcalde, «sugiriéndole de forma inequívoca su deseo de poseerlas».